Chistes de camareros

El filete

Un camarero, de esos un poco pelota, se acerca a un comensal y le dice:
– ¿Cómo encontró el señor el filete?
– Pues realmente con mucha dificultad, escondido debajo del puré.

Verduras a elegir

Entra un señor en un restaurante, le entregan la carta y lee:
«Verduras a elegir».
Cuando se le acerca el camarero le pregunta:
¿Qué verduras tienen?
– ¡Espárragos!
Y ¿ qué más?
– ¡Nada mas!
Entonces ¿entre qué puedo elegir?
– ¡Entre si los quiere o no los quiere!

Bayeta…

No te deseo ningún mal, pero ojalá te tomes algo en una terraza y venga el camarero a limpiarte la mesa con esa bayeta que huele a chocho.

¿Qué quiere?

Entra un señor a un bar y el camarero le pregunta:
– ¿Qué quiere?
– ¡Que qué quiero!, una casa más grande, tener más dinero, que mi mujer sea más guapa.
– No, hombre, ¿Que qué desea?
– ¡Que qué deseo!, tener una mansión, ser millonario, que mi mujer sea estupenda.
– ¡No hombre! ¿Que qué va a ser?
– ¿Que qué va a ser?
– Yo prefiero que sea chica pero si es un niño, no me importa.
– ¡No hombre! ¿Que qué va a tomar?
– ¡Ah, hombre, eso se dice antes! ¿Qué hay?
– Pues nada, por aquí, como siempre detrás de la barra…

Omelette

– Señores, aquí tienen su comida.
– Perdone, hemos pedido Omelette, no tortilla francesa.
– Esto es una Omelette señor.
– Omelettes tú o le meto yo.

Un pingüino entra en un bar…

Un pingüino entra en un bar y se dirige al camarero.
– Perdone, ¿por casualidad ha visto usted a mi hermano?
– No sé, ¿cómo es?

Tres cervezas

Entra un hombre en un bar y el camarero educadamente le pregunta:
– ¿Qué le sirvo?
A lo que el hombre le contesta:
– Me sirve… tres cervezas.
– ¿Tres cervezas? – Le pregunta el camarero sorprendido.
– Si, una para mí, otra para ti, y otra para tu puta madre.- Le contesta el hombre.
El camarero sorprendido y a la vez mosqueado se aguanta las ganas de darle un buen puñetazo, por respeto y por temor a ser despedido, ya que piensa… puede que sea la última vez que venga por allí, y no merece la pena ponerse a malas….. por lo que le sirve las tres cervezas.
Al día siguiente el camarero al poco de abrir el bar, ve sorprendido que acaba de entrar el mismo hombre del día anterior.
El hombre se acerca hasta él y le dice:
– Quiero que me sirvas 3 cervezas.
El camarero con precaución por lo sucedido el día anterior le vuelve a preguntar:
– ¿Tres cervezas?, vamos a ver ¿hoy para quién son?
El hombre le responde:
– Una para mí, otra para ti, y otra para tu puta madre.
El camarero no se puede aguantar las ganas, sale de la barra y le da una buena paliza. Al final el hombre se va magullado y casi sin poder andar. El dueño del bar que ha visto lo sucedido no despide al camarero, ya que cree que el comportamiento de su empleado ha sido justificado.
Al día siguiente el camero está colocando las jarras de cerveza, cuando todo incrédulo ve aparecer por la puerta al mismo hombre con un ojo morado, la pierna derecha vendada y el brazo izquierdo en cabestrillo. El hombre se acerca a él y le dice:
– Quiero 2 cervezas.
El camarero bastante mosqueado le pregunta. ¿Dos cervezas, para quién?,
– Una para mí, y otra para tu puta madre. Para ti nada, que te sienta mal el alcohol y te pones muy nervioso.

¿Qué me recomienda?

– Camarero, ¿qué me recomienda?
– Que no venga siempre cuando estamos a punto de cerrar, cabrón.

Este solomillo está pocho

– ¡Camarero, este solomillo está pocho!
– Ay, doctor, como ginecólogo es usted un desastre, pero lo que se ríe una…

Mosca muerta en mi sopa

– Camarero, camarero, hay una mosca muerta en mi sopa.
– ¿Y qué esperaba por este precio? ¿Una viva?