Era una niña tan gorda, tan gorda que…
Era una niña tan gorda, tan gorda que en clase se sentaba al lado de todos.
Era una niña tan gorda, tan gorda que en clase se sentaba al lado de todos.
Era una mujer tan fea, tan fea, tan fea que su marido se la llevaba a todas partes para no tener que darle un beso de despedida.
Era un hombre tan alto, tan alto, tan alto que se le cayó su hijo y cuando fue a cogerlo ya había hecho la mili.
Era un bebé tan feo, tan feo que en vez de darle biberón le daban la espalda.
Había una vez un chico tan tonto, pero tan tonto, que un día se quedó encerrado en un supermercado y se murió de hambre.
Era un señor tan tacaño, tan tacaño, tan tacaño que cuando todo el mundo compraba turrón, él estaba comprando en las rebajas de verano.
Era tan fea, tan fea, tan fea que era más fácil reconocerla por su huella digital.
Era tan gorda, tan gorda que cuando nadaba con bañador blanco y negro, los de Greenpeace tenían que protegerla de los balleneros.
Era un pueblo tan sano, tan sano, tan sano que cuando inauguraron el cementerio tuvieron que ir a por los muertos al pueblo de al lado.
Era una persona tan presumida, tan presumida, tan presumida que cuando cumplía años felicitaba a su madre.